Fue así como los dioses perdieron sus antorchas . L. García Montero a Javier Casis También tú, en noches como estas, en la orilla más esquiva de la noche, envidiaste la perfecta sonrisa del cínico, la pulcritud categórica de su traición, el espejismo que producen sus palabras, sus inocentes colmillos, la facilidad con que devora las entrañas igual que el mar cuando irrumpe y desaloja, irascible,...