LA FUERZA DE LA LUZ

Supongamos que estuviésemos solo s y perdidos en la desnudez del árbol, en la tibia c ostumbre de la alivez de la montaña y de la herida del orgullo. Supongamos que morimos de nostalgia, y la esperanza se torna bosque cerrado. como la posibilidad de ser otros, de que sea otro el mundo en que vivimos, o de detener el tiovivo que nos lleva, impertérrito, a destinos con sabor a derrota. Y supongamos, también, supongamos , que la suerte nos ampara con su rostro, que amanecer en calma no paga aranceles, y que por un momento es posible recrearse en el aire y en la rosa sin que nos duela la espina de su noche. Supongamos la fuerza de la luz sobre el dolor. Afirmemos. Sí, afirmemos el poder sanador de la luz en las tristezas. 📸ABEL BAQUERÍN