Hay viernes con sabor a pereza
y viernes
que levantan la voluntad de un muerto.
Hay jueves con el disfraz de viernes
que entran en tu casa como amigos
y llegan a la alcoba de tus versos
y disfrazan dos o tres penas de alegría.
Hay jueves que ensombrecen las noticias
y borran el rictus de tus labios,
si está la prima en riesgo
¡a mi ni me lo digan!
Hay jueves con ojos de lunes,
pertrechos de legañas y abalorios
donde aún yace el domingo, y el sábado y el viernes
y queda el humo del trabajo desmedido.
Hay jueves que huelen a viernes de pasión,
y otros que te la devuelven.
y con prisa me vestí de miércoles.
En el ordenador Txisko me advirtió
que era viernes de agua y fiesta.
Entonces se bajaron las persianas
de mi jueves violeta y ocupado.
Se iluminó en azul el veintinueve,
el treinta, el uno y la luz de las palmeras.
Así que pongamos que hoy es fiesta.
Las maletas aguardan una oportunidad
como cada uno de nosotros.
El aire sabe urbe, a mar, a montaña,
a descanso merecido,
a semanas vacías de cuentas,
a ganas de borrar las cifras rojas
que nos destrozan la vida.
A ganas de comerse el mundo por malo,
de ponérselo por montera,
de engañarlo como se engaña a un mal amante,
de reinventarlo s como nos
reinventamos cada día
y de ganarle a la vida la partida.
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