Pero mi corazón duerme en el agua, suspira por su sal en mis labios, por sus manos de bronce en mi piel y por todas las gaviotas que anunciaban su llegada. Ni esa escalera de color que son las hojas en la arboleda radiante del otoño, ni el paso clandestino de la nieve cuando llega resoluto el invierno, ni aquella partida ganada,a destiempo, a la fragilidad de los dioses. No la arborescencia de la flor en primavera, no el decálogo del río en la montaña. Nada me retiene, nada. Mi corazón pernocta en la luz de las palmeras, anhela el sabor evanescente del verano en mis mejillas, su ardiente melodía en las horas arrítmicas de mi latido. Anhelo ser Elca y escuchar las palabras indelebles del poeta. Y ser viento y libertad por los dedos una niña, y ser lo que fui cuando tenia el amor por aliado y lo que soy en esa conjunción perfecta del estío y la pasión de vivir. Mi corazón duerme en...