Al anochecer las palmeras, agotadas del vaiven del día, escribieron Calma. Paz pedía el viento que venía de la guerra y del fuego, y suavemente declinó su pecho en el índigo del cielo. La noche se adentraba con el jazmín y el azahar, en busca de la paz y la calma que tanto deseamos. " 📷JUDHID AYALA