RECORDANDO EL PRIMER LIBRO

La vida en verso

El joven Iván Mendoza compagina su trabajo como preparador físico y su pasión por la poesía con la edición de su primer libro de versos

La inspiración puede surgir en el rincón más insospechado. Por eso Iván Mendoza siempre lleva a mano su móvil. Con paciencia y sin perder la concentración, registra cada uno de los caracteres en un pequeño editor de texto. Es la utilización más poética de las nuevas tecnologías que han sustituido a la temida cuartilla en blanco. Y es literal.

El joven repite una y otra vez que ha mamado su afición por el género. La rima le viene de casta. «El detonante fue el desamor. Eso, unido a la influencia de mi madre, hizo que poco a poco me fuera animando a expresar mis sentimientos a través de poemas. A fin de cuentas es una forma de expresión, de sacar lo que llevas dentro, de liberar los sentimientos», explica rodeado de pesas, máquinas y bicicletas estáticas.

Trabaja como preparador físico y trata de robarle tiempo al tiempo para pulir y cuidar la forma de sus versos. El fondo no es sino su particular manera de entender el mundo que le rodea. Cientos de páginas dan fe de ello. Hasta que un día decidió compartirlo y sacarlo a la luz con la ayuda de su progenitora, María José Marrodán. «Lo más difícil fue seleccionar los que merecían más la pena de entre los seis archivadores que tengo llenos de poemas. Conseguimos el editor y tras corregirlo, por fin salió a la luz a comienzos de octubre», recuerda mientras mira orgulloso la portada.

A partir de ahí asumió -junto a sus padres y amigos- la labor de promoción. De momento lleva vendidos más de un centenar de ejemplares. Perfeccionista y autocrítico, confiesa que el libro llega unos años tarde. «Hay que tener en cuenta que lo escribí hace cinco años y que hoy seguramente no expresaría las cosas como entonces ni haría referencia a los mismos temas. Por eso no quiero que pase tanto tiempo para editar el próximo», asegura.

Las hipotecas, la amistad, las notas tomadas a toda prisa en un concierto, el amor... «Escribo sobre lo que me preocupa. Pero sobre todo me obsesiona la idea del tiempo y la percepción que tenemos de él según nuestro estado de ánimo», matiza.

Se autodefine como un devorador de libros de cualquier género. Una afición que en casa le inculcaron desde muy pequeño y que nunca se cansará de agradecer. «Somos lo que nos enseñan a ser. La mayoría de mis amigos no lee porque prefiere la televisión. Yo en cambio soy más feliz con un libro en la mano. Me encantan los de terror, pero sin dejar de lado los clásicos y a los grandes de la poesía, entre ellos Bécquer y Sabina, que para mí es un maestro».
Vivir de la poesía

Es consciente de que la poesía es subjetiva y de que su obra puede provocar distintas sensaciones. «He escrito también una novela y varios relatos cortos. Pero al final siempre vuelvo a las rimas. Es más complicado y cuesta más tiempo, pero para mí es también más gratificante. Sé que cada cual puede interpretar las cosas de una forma distinta, pero eso es algo que no puedes controlar y lo que lo hace más interesante», afirma.

Sabe que vivir de la literatura es muy complicado. Pero de momento se siente satisfecho así. Su sueño es llegar a ser profesor. «Para que las cosas cambien hay que empezar desde abajo, desde los más pequeños», justifica. Dentro de unos meses empezará a preparar las oposiciones. Y eso sí que dará para muchos versos.

DOBLE FACETA. El joven Iván Mendoza compagina su trabajo en el gimnasio con su afición por la poesía. / RAFAEL LAFUENTE

Fuente: http://www.elcor  reodigital.com/vizcaya/prensa/20061217/rioja/vida-verso_20061217.html

Comentarios

Entradas populares de este blog

MAPA INFANTIL PARA UN JUEGO DE DAMAS...

SIGNOS DE EXCLAMACIÓN

ÁNGELES Y DEMONIOS