PARAISOS
y en aquel cuarto
y en los bolsillos del abrigo de las horas.
Nos desnudamos los versos uno a uno,
suavemente,
y nos arrancamos los botones de la piel
de la memoria con un gesto.
Libamos los parpados caídos
y fuiste pletórico en mi seno
y yo barboleta en tu cintura.
En el fragor de la batalla
aullamos lobos, húmedos, locos.
Locos de pasión máscara de amor.
Locos de
promesas máscara de besos
y de inocencias tul de la lujuria
Y perdimos todos los sentidos que tuvimos,
y el pudor, los espacios, los relojes.
Y salimos exhaustos a la oscuridad del día,
y cerramos los ojos para no ser sal
mirando atrás
y abrimos para siempre la puerta
que dejaba inaugurado el paraíso.
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