LA LUZ CLANDESTINA DE ALONSO QUIJANO
Don Quijote y yo nos encontramos una tarde cualquiera cuando él peinaba canas y peleaba con molinos y yo con mi melena de 12 años y mis primeros escritos.
Entonces me pareció un pobre cuerdo loco. Su padre literario Cervantes me hacía sudar
para descifrar aquel lenguaje ingobernable que a la vez me atraía como un imán
y, por supuesto, no llegué a comprender el alcance completo de esta obra maestra.
Pese a ello se me quedaron grabadas dos cosas: el sentido de la justicia para la vida y el deseo de idear, crear, sorprender y enamorar escribiendo. Tuvimos varios escarceos en repetidas lecturas donde fui descubriendo nuevos matices de los protagonistas.
Sin embargo, debo reconocer que Eduardo Mendoza tenía razón cuando recomendaba su lectura "a partir de los cuarenta", ya que, para él, es una historia sobre el desencanto "de un hombre que ha creído en todo y se ha dado cuenta de que todo es un engaño“. Por eso cuando en 2005, al celebrarse el IV centenario de su publicación, nos reencontramos, él con su Yelmo de Mambrino y arremetiendo contra los rebaños y yo peinado el viento y luchando contra gigantes, lo reconocí como un extraordinario loco cuerdo.
De la profunda relectura del Quijote salió una maravillosa exposición con el pintor Elías del Río y los poemas que mostraban mi percepción de las metáforas encerradas en las quijotescas aventuras. Esa LUZ CLANDESTINA que había descubierto en ALONSO QUIJANO. La luz de la sabiduría, de la dignidad, el humor, la que nos mostraba que lo más importante de la vida es la vida.
Claro,
mi buen Sancho, que son ovejas. / Vesme aquí
furioso, enojado, esquivo/
a la razón, parece. /
Mas non fagas caso. Es por cordura /
que arremeto contra los borregos, /
el sin sentido, la insolidaridad, / la estulticia, lo vulgar;
/ y contra las masas/ traficantes de sus almas.
a la razón, parece. /
Mas non fagas caso. Es por cordura /
que arremeto contra los borregos, /
el sin sentido, la insolidaridad, / la estulticia, lo vulgar;
/ y contra las masas/ traficantes de sus almas.
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