Sabías que iba a pasar,lo sabías.
Tenías casi la certeza de que el dolor
sería menos áspero al mirar
fijamente el corredor de la agonía
y los avaros ojos de la reina
en el silencioso golpear de los sentidos.
También yo, y antes que nosotros
otros lo creyeron.Sin embargo
nada calma la herida que nos sangra
cuando ella llega y nos arranca
de un soplo el corazón de quien amamos.
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