IMPREVISIBLE AZUL por ALONSO CHÁVARRI



Con la sorpresa como hilo conductor
ALONSO CHÁVARRIViernes, 5 febrero 2016, 00:16















La sospecha del día' es el título del último libro de relatos de la escritora riojana María José Marrodán, quien siempre se ha caracterizado por conseguir sorprender al lector. Ya en sus primeros libros de poemas, 'Desde el corazón de la luna.com' y 'Guantes de extrañeza en las maletas', llamó la atención por su facilidad para capturar imágenes líricas, sugerentes y originales, pero fue en su anterior libro de relatos, 'Imprevisible azul' , cuando la sorpresa se apoderó de los lectores, al comprobar cómo aquellos relatos de inusual longitud, pues no llegaban a ser relatos hiperbreves, pero tampoco alcanzaban la distancia propia del relato breve, captaban el interés del lector por sus inesperados finales, que transformaban lo que parecía una historia vulgar en otra redonda y solvente. El gran escritor de relatos, ya fallecido, Medardo Fraile, me dijo en cierta ocasión: «Un relato ha de tener, como decían los clásicos, planteamiento, nudo y desenlace; y, cuanto más corto sea el relato, más dificultoso será conseguirlo». A Marrodán no le arredra esta dificultad, pues escribe relatos muy cortos, pero muy interesantes.

En este nuevo libro, la autora profundiza en el territorio que ya exploró en 'Imprevisible azul', construyendo, si cabe, unos relatos más cortos y más literarios, pero igual de sorprendentes. El hilo conductor de los diferentes cuentos no es, como suele ser habitual en este tipo de libros, un tema argumental común, un estilo muy definido y novedoso o una geografía particular, sino que, en este caso, ese hilo conductor es la sorpresa, el nada es lo que parece, el final inesperado, terreno en el que Marrodán se desenvuelve con maestría y se mueve como pez en el agua.

Se aprecia en este libro un salto cualitativo en el trato que la autora da a las palabras, un mejor tratamiento del lenguaje, consiguiendo una prosa más rica, limpia y cuidada, a la par que sencilla y útil, para el propósito de conducir al lector por los meandros y recovecos de sus historias sorprendentes.

El magnífico escritor riojano, Fernando Sáez Aldana decía, en la reciente presentación de un libro solidario, que un relato que se precie ha de conducir dos historias: una que circule por la superficie y sea el argumento aparente del relato, más otra que circule de forma subterránea, no se perciba durante la lectura y emerja al final, apoderándose de la historia; esto es lo que sucede en los pequeños cuentos de 'La sospecha del día', pues, aunque en unos la autora se valga del misterio, en otros de la intriga, en otros de la desnuda cotidianidad e, incluso, del miedo, en todos aparece esa sorpresa final que transforma en redondas unas historias que parecían abocadas a la vulgaridad. Además, en 'La sospecha del día' consigue algo que no consiguió del todo en 'Imprevisible azul': ganar al lector en ese juego cómplice, que acaba siendo una competición, en el que se intenta adivinar el final, que ya se sabe no será lo que parece. Este juego que se plantea entre el lector y la autora, es la clave del libro, pues, aparte del desafío que supone para el lector, añade amenidad a la lectura y transforma, lo que solamente iba a ser un rato de entretenimiento lector, en un reto competitivo con resultado variable.

Hay que dar la enhorabuena a la autora por este libro, con el que sus seguidores van a disfrutar mucho, sobre todo si entran en ese juego de ingenio que propone la autora.

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