El mar en un caldero II











Con la seriedad de la orbita terrestre. 

Con toda la responsabilidad devenida de su cargo de niño. 

Con esa curiosidad innata de la edad tan temprana.
El infante, de espaldas al mar, contempla
su preciado bien.
Ese cubo donde bambolea
el agua
recien sustraida al mar.
Concentrado en el baile,
atento a no derramar
ni una lágrima del preciado liquido.
Ese que lleva su esperanza de llenar
su poza en la arena de la playa.
Su corazón de   golondrina
de verano.

A Gabryel agosto 2024


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